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¡Hola! Soy Laura Torrico, pero me puedes llamar Lau : D
A menudo me preguntan "¿Cómo empezaste a pintar?" Y mi respuesta es siempre la misma: nunca dejé de hacerlo.



Todos cuando somos pequeños dibujamos y pintamos, es algo inherente al ser humano. Antes de leer o escribir, todos los niños ya dibujan.
Pero muchas personas dejan de hacerlo con el paso de los años.
Yo me Licencié en Bellas Artes, y seguidamente me formé para trabajar en el mundo de la Publicidad. Me dediqué durante años al diseño gráfico y publicitario, pero siempre cuidando mis proyectos artísticos.
Todas mis obras están relacionadas con la naturaleza. Comparto mi visión de que el ser humano no es centro del universo, hay mucha más vida a nuestro alrededor, y creo que es importante conservarla y respetarla.
Por eso en mis obras reivindico la naturaleza salvaje. Trabajando en mis proyectos, me encontré un obstáculo: quería representar la anatomía de los animales, pero no sabía cómo hacerlo.
Y descubrí la ilustración científica, que me abrió la puerta a poder desarrollar mucho más mis proyectos de arte, y a empezar a ayudar a otras personas con formaciones online.
Esto lo hacía al mismo tiempo que trabajaba de diseñadora, hasta que la Covid19 me dejó sin "empleo". Lo que inmediatamente vi como una maravillosa oportunidad de dedicarme a lo que siempre ha sido mi verdadera misión: proteger y conservar la naturaleza a través del arte.
Yo sola no puedo salvar el planeta, aunque lo hiciera todo perfecto, necesitamos a muchas personas que tomen acción para reducir su impacto medioambiental y cambiar leyes injustas contra los animales.
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Cuando era pequeña, pintar y dibujar era algo que me encantaba, y además me sentía incentivada por mi padre, que también pintaba "de toda la vida". Y claro, como todos los niños, al ver a mi padre pintar, yo también quería. Y empecé a pintar con óleo. Para mí pintar y dibujar siempre fue algo que me gustaba hacer en mi tiempo libre.
Cuando estaba en el instituto, tuve un desencuentro estudiantil, en el cuarto año de la ESO nos hacían elegir entre una modalidad más de letras y otra más de ciencias. A mí también me gustaba mucho la asignatura de Biología, y por ello decidí coger la de ciencias. Pero había otras ciencias que no eran tan fáciles, como Física (¡ah!). Eso unido a que mis compañeros de esa clase no eran muy amistosos conmigo, hizo que ese año no fuera muy bueno. Por lo cual terminé repitiendo.
Cosa de la que me alegro, porque tuve una segunda oportunidad de escoger esta modalidad, y escogí la de letras.
Y todo cambió, un mismo curso, pero diferentes compañeros, diferentes profesores, y diferente actitud sobre todo, que me hizo disfrutarlo muchísimo.
En este curso teníamos la famosa asignatura de Plástica, donde mi profesora me animó a estudiar el bachillerato de Arte. Yo, de hecho, no me lo había planteado nunca porque no sabía que existía esa opción, y entonces lo tuve clarísimo. Lo ofertaban en un instituto de Aranjuez (yo vivía en Valdemoro), por lo que teníamos que coger a diario el tren y el autobús para llegar a clase todas las mañanas.
Mientras mis compañeros rivereños se levantarían a las 7:30 de la mañana (supongo) yo tenía que hacerlo a las 6:30 todos los días para llegar al instituto, pero lo hacía con muchas ganas y mucha ilusión.
Porque además allí encontré muchas personas afines, con las que me encontraba muy a gusto y fue una experiencia fantástica. La verdad es que en el momento que decidí estudiar arte, me sentí parte de una comunidad.
A dos calles del instituto se encontraba la Facultad de Bellas Artes (el Cuartel de Pavía, si quieres más señas), y allí fui directa tras terminar bachillerato.
Pero tuve que esperar un año, porque había pocas plazas y un examen de admisión, por lo cual estuve un año yendo a una academia también en Aranjuez, donde nos preparaban para ese examen; y también estuve yendo de oyente en mi antiguo instituto de Valdemoro a clases de historia del arte, (pero ojo: que mi profesor me advirtió que si suspendía un examen, ¡me expulsaría de la clase!)
Así que una vez vividas todas estas aventuras, llegué a la Facultad y me Licencié en Bellas Artes. Fui una de las últimas suertudas que se pudo licenciar, ahora los universitarios salen graduados.
Yo ya había venido pensando en la idea de ser creativa publicitaria, era mi objetivo laboral. Por lo tanto, quise especializarme, pero para ello primero tuve que trabajar de teleoperadora para sacar el dinerillo. No vendía nada, era atención al cliente.
Hice un Máster en Diseño Gráfico y Web y otro en Creatividad Publicitaria, y conseguí un trabajo de becaria en una agencia muy chula de publicidad PHD Spain. Allí empecé mi carrera de diseñadora, estuve en 3 agencias en total.
Durante estos años yo pintaba mis cuadros y hacía exposiciones, es algo que no dejé de hacer. En algunas ocasiones tenía más tiempo, y en otras menos. Yo tenía una rutina establecida, todas las tardes iba al gimnasio, después cenaba y me ponía dos horas a pintar.
En estos procesos, descubrí que me faltaba conocimiento anatómico de los animales que representaba, por lo que me puse a investigar y descubrí la solución a mi problema: ¡la ilustración científica! Por eso, busqué cursos donde formarme con profesionales en este campo. Y así lo hice.
Mientras trabajaba en las agencias me formé en estos cursos y continué con mi práctica artística. También me dediqué a compartir mis obras y procesos en Instagram, y dar consejos y tutoriales en Youtube.
La última de las agencias donde trabajé fue en Asturias, donde me vine con mi pareja (Fran, que es de Gijón); y en esa agencia estaba trabajando cuando se desencadenó la famosa pandemia de Covid-19.
Esta agencia se dedicaba a eventos, por lo que se deshicieron de una buena parte de la plantilla, y yo estaba entre los elegidos. Pero mi enfoque no fue negativo, sino al contrario: vi una oportunidad de poder compartir mi mensaje ecologista a través del arte.
Así que estoy centrada 100% en crear obras artísticas que promuevan la ecología y la conciencia por la naturaleza. Creo firmemente que la educación y el conocimiento por parte de toda la sociedad de los problemas actuales es la clave para que podamos realizar el cambio que necesita el mundo.







